jueves, 19 de febrero de 2009

Mi primera vez

SULPICIA POV
Mi amado esposo Aro me había pedido que les indicara sus habitaciones a Alec y Jane. Estos pequeños eran sumamente hermosos, y según el resto de la guardia, excluyendo a Tanya que no mostraba ningún interés en ellos, eran una nueva fuerza para la familia.
Sus habitaciones se encontraban el ala oeste del Castillo, cerca de la de Chelsea y Aniela.
Los pequeños al salir de la habitación, me siguieron en completo silencio. Cuando finalmente llegamos a la habitación de Jane, me dispuse a entablar una pequeña conversación con ellos.
-Alec, Jane, mi nombre es Sulpicia
-Hola – saludo Jane con desgano.
-Mucho gusto – contesto Alec, con un tono bastante amable.
-Esta es tu habitación Jane – dije señalando la puerta que se encontraba detrás de mi.
-Muchas gracias – contesto la pequeña- Nos vemos mas tarde – se despidió dando un aso ton de puerta detrás de ella.
-Alec- musite
- si Sra. Sulpicia
-Sígueme, tu habitación se encuentra mas adelante.
Caminamos un par de pasillos más, antes de llegar a la habitación de Alec. Una vez frente a su puerta, le indique que habíamos llegado.
-Alec, me permites pasar a tu habitación, hay cosas que debo explicarte
- Si claro Sra. Sulpicia
- oh por favor dime solo Sulpicia – el pequeño era demasiado formal.
- esta bien Sulpicia- me contesto con bastante entusiasmo.
Alec, se dispuso a entrar a su habitación y yo como una ágil sombra lo seguí, esta seria una larga tarde.

JANE POV
Una vez terminando la reunión, Aro nos indico que siguiéramos a su esposa Sulpicia, para que nos mostrara nuestras habitaciones.
Mi hermano Alec permaneció en silencio la mayor parte del tiempo, así que deduje que yo también debía permanecer así, aunque me moría por hacerle un millón de preguntas.
Sulpicia se detuvo frente a una gran puerta de color rojo carmesí, y me indico que aquella era mi habitación. Le di las gracias y con el mejor tono de voz que pude articular un “Nos vemos mas tarde”. Me dispuse a entrar a mi habitación, sin lograr controlar la fuerza que tenía, empuje la puerta, lo más suave que pude, pero aun así sonó como un gran portazo.
Una vez dentro y mi puerta cerrada, me detuve a observar la habitación asignada especialmente para mí.
Para mi gran sorpresa, me encanto…

ALEC POV
Sulpicia me dijo que tenía algo muy importante que decirme, y me pregunto si le permitía entrar a mi habitación, yo con algo de desconfianza asentí después de unos segundos. Una vez adentro nos sentamos en el pequeño palco que tenia mi habitación.
-Alec-susurro
-Si dime Sulpicia – conteste inmediatamente
-Tengo que hablar contigo de cosas importantes acerca de nosotros, en lo que te has convertido, de tu naturaleza, y por que has sido elegido para formar parte de nuestra guardia. Pero antes debes venir conmigo, supongo que tu garganta aun debe estarte quemando.
Al oír esto me quede como estatua, como había sabido Sulpicia de la quemazón de mi garganta, si yo no se lo había mencionado a nadie.
Salimos de la habitación en completo silencio, aun no me atrevía a volver a entablar una conversación con Sulpicia. Caminamos durante lo que me parecieron horas, hasta que finalmente llegamos a una puerta color ocre, que tenia grabada en ella la palabra “Sangre”.
-Sulpicia
-Si Alec
-¿Por que me trajiste aquí? ¿Asia adonde nos dirigimos?
-No te preocupes Alec, se que lo disfrutaras- me contesto con un tono de voz algo macabro
Entramos a la habitación, y Sulpicia comenzó ha hacer unas señas demasiado extrañas.
En ese momento, la puerta se volvió a abrir, y aparecieron 2 hombres de complexión alta y morena piel. En mi boca se comenzaba a producir un extraño liquido, que hacia que mi garganta quemara aun mas fuerte.
No dude ni 3 segundos, cuando ya estaba, sobre uno de ellos, con mis dientes firmemente pegados a su cuello, extrayéndole cada gota de sangre que tuviera en su insignificante cuerpo. Sabia tan deliciosa, y me producía tanta satisfacción, que casi no note que el fuego que minutos antes había consumido mi garganta iba desapareciendo conforme iba acabando con la vida de aquel desconocido.
La sensación que me produjo beber la sangre de este desconocido, me había parecido muy satisfactorio. Así que decidí terminar con lo que había comenzado y me abalance sobre aquel hombre que trataba desesperadamente de escapar, ya que suponiendo que hubiera visto lo que le había pasado a aquel desconocido, sabia lo que le esperaba a el.
Una vez terminada mi tarea, me lamí los labios para eliminar la sangre que había quedado en ellos.
Cuando recupere la compostura busque a Sulpicia en aquella habitación, pero me di cuenta de que me había dejado completamente solo…

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